Es la virtud cardinal que recomienda moderación en la atracción de los placeres y procura el equilibrio en el uso de los bienes creados. Asegura el dominio de la voluntad sobre los instintos y mantiene los deseos en los límites de la honestidad. En un sentido más amplio, los académicos la definen como sinónimo de «moderación, sobriedad y continencia»
La templanza modera la atracción hacia los placeres sensibles y procura la moderación en el uso de los bienes creados tales como:
– la sobriedad en la comida y bebida
– la moderación ante las cosas materiales
– la moderación en los placeres sexuales
– Moderar los caprichos y la comodidad al contener la ira, la impaciencia, el afán excesivo de la diversión…
En resumen, la templanza facilita elegir lo conveniente, liberando al hombre de la esclavitud a los propios gustos; favorece la victoria sobre las tentaciones. Además de ser una cualidad agradable humanamente y que facilita la convivencia. 21 días seguidos de esfuerzo, de constancia, de perseverancia y de voluntad para adueñarse de esa virtud deliciosa para uno mismo.
Templanza es moderación en el uso de lo bueno y abstinencia total de lo malo. Frances Willard
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